Los primeros americanos migraron desde Siberia a América del Norte durante la última era glacial siguiendo grandes animales. Seguían rutas de migración que ahora se conocen como rutas de migración. Vivían en diversos entornos como praderas, desiertos y montañas, pero la mayoría se asentaron en áreas con abundantes recursos naturales. Se adaptaron a sus entornos mediante la caza de animales, la construcción de refugios y el desarrollo de culturas como la de los Inuit del Ártico.